7.15.2009

El lago

Es implacable el tiempo.
Antes, nos sonreíamos de orilla a orilla
y las garzas
llevaban nuestros amores
sin importar del lago lo profundo,
lo oscuro.

Es implacable el tiempo.

Bastó que retardáramos una noche
la humedad de los sueños:
la distancia es ahora de guijarros
de tierra herida
de polvo sediento.

Es implacable, como el sol, el tiempo,

No bastan esas gotas a las garzas;
dos nubes que en el trueno se entrelazan
sean las riberas de nuestros labios:
no titubeemos más
es implacable el tiempo
y puede el lago olvidar
como beber el cielo.

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