4.27.2010

Escuchad!
Es su belleza como un faro que atrae a los navíos
tempestad o mar calma no importan
pues hemos de acercarnos atraídos
por el tesoro que promete su ombligo.

Quien hubiese gozado esas caderas
se encuentra condenado
alma en pena
no descansará hasta encontrarla de nuevo
escondida quizás en un bosque de estrellas.

El aire entre nosotros
al acercarme
es como luz de la tarde volviéndose oro puro
dos ejércitos, al alba, listas las cimitarras
no sentirían más lo tenso del espacio que nosotros

los remolinos de viento
de nuestro fugaz encuentro
son hilos de seda
que siguen atándome, muleyya,
a tus muñecas, a tus rodillas, a tu cuello

si sin estar está
el halo de la luna
eres luna habib,
permaneces
oculta entre los pliegues de mis sueños

y despierto
cada mañana
en la alegría

amor de albas y de atardeceres

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